Todo comenzó al terminar la preparatoria. Maggie era una
joven de diez y siete años común y cualquiera que suponía comenzar una carrera
profesional, sin embargo tenía en su cabeza planes distintos. Desde años atrás
había soñado con vivir una temporada en Estados Unidos para conocer y cumplir el sueño de toda niña de ir de
compras a las mejores tiendas de ropa. Sabía que el único dinero que recibiría de sus padres
seria para la supervivencia básica: comida y un lugar para dormir. Para
satisfacer sus deseos de viajes y compras necesitaría mucho dinero, por lo que
observo cuidadosamente las posibilidades que tenía y llego a la conclusión de
que irse de niñera era una opción bastante acertada para los planes que tenía
en mente.
Estaba en una etapa de cambios, no más escuelita y
materias aburridas, era su momento de “Darse un respiro”. Se sentía insatisfecha
con ganas de escapar y de huir a un
lugar donde solo existiera ella y nadie más. Como toda adolescente puberta
sentía que su familia no la entendía, solo deseaba estar lejos de ellos y disfrutar de la vida sin reglas. Se creía
lo suficientemente capaz de cuidarse ella misma…
No pasaron muchos días cuando Maggie ya tenía toda la
información necesaria de distintas agencias de niñeras que ofrecían la perfecta
oportunidad que ella buscaba. Se inscribió a tantas páginas de internet como
pudo y entre más y más buscaba se convencía de que su sueño podría realizarse.
El proceso de las páginas era fácil, subías tu perfil y
datos necesarios y así familias de todo el mundo tenían acceso a tu información
para ponerse en contacto, charlar y llegar a un acuerdo. Las páginas era tan específicas
que podías escoger cuantas pequeños eras capaz de cuidar, de que edades, si
estabas dispuesta a colaborar con labores de limpieza, religión y experiencia
entre otras cosas.
Los correos y las solicitudes comenzaron a llegar, la
mayoría interesados en que sus hijos aprendieran español, lo que favorecía aún más
sus expectativas. No faltaron los padres divorciados que solicitaban ayuda
urgente a cambio de una buena paga, las solicitudes llegaban de lugares cuyos
nombres no reconocía. Todas las familias se mostraban felices y tranquilas con
actitud sincera.
Amigas mayores que habían vivido esa experiencia en
específico le advirtieron que no era un trabajo fácil de encontrar, que en un
principio las familias se mostraban muy felices y cordiales y conforme pasaba
el tiempo poco a poco comenzaban a tener tratos más duros. Pero Maggie creía firmemente
que si había soportado los gritos y regaños de sus padres toda la vida podría
soportar cualquier trato.
Habló con sus
padres y les presentó las posibilidades que tenía con especial interés en una familia
de chicago que únicamente tenían un pequeño de cuatro años de edad. El trabajo
no implicaba labores de limpieza ya que contaban con un ama de llaves encargada
de los alimentos y la limpieza.
Nuevamente las opiniones fueron opuestas. Su padre tenía
bastante experiencia en viajes, conocía perfectamente los estados más
reconocidos de Estados Unidos y Europa. A él le pareció perfecta la idea de que
su pequeña hija se fuera a Estados Unidos a perfeccionar su inglés, sobretodo
le insistió en que sería una oportunidad para madurar, crecer como persona y valorar las cosas que toda la vida le había proporcionado.
Por otro lado mama gallina se opuso a la idea de que su
pollita estuviera fuera de casa, sola, en un lugar lejano fuera del alcance de
su protección. Ella estaba convencida de que no lograría sobrevivir sin alguien
que le lavara su ropa, cambiando pañales o soportando vómitos y berrinches de un niño desconocido.
Pero Maggie no se rindió y se aferró a la idea hasta
logar convencer a ambos de sus padres. Todos los días les contaba de las
experiencias de sus compañeras y amigas cercanas que habían logrado ahorrar
tanto dinero que lograron comprarse un carro, laptop, sin mencionar la ropa y
lujos innecesarios.
Hicieron todos los procesos necesarios para de
renovación de visa, el trámite de una licencia que le permitiera manejar
libremente, día con día estaban al pendiente de promociones en aerolíneas , cada
día veía más posible su viaje, así mismo para no tener problemas con la
Universidad dejo listo todos los papeles con la decisión tomada de entrar a la
Universidad Panamericana, donde presentó el examen para la carrera de
Comunicación Publicidad y Relaciones Publicas.
Justo cuando Maggie daría respuesta a la familia de
Chicago una de sus amigas de la preparatoria que estaba en Nueva Jersey la contacto preguntándole si estaba buscando
una familia con quien trabajar. Le explico que ella tenía ya seis meses
trabajando y quería regresar a Guadalajara para comenzar su carrera en el ciclo
de Agosto. Le informo todo, eran dos niñas de tres y cinco años, tenían un
perro y tres gatos. Su trabajo era de lunes a viernes hasta las seis de la
tarde. Aprovechando la cercanía siempre que tenía la oportunidad iba a Nueva
York, se hacían aproximadamente veinte minutos, un camión que pasaba a dos
cuadras de la casa la llevaba y la dejaba enfrente del edificio de “The New
York Times” que se ubica a tan solo una cuadra de “Times Square” la cuadra más
famosa de Nueva York llenas de luces y tiendas famosas.
Maggie al enterarse de eso perdió total interés en
Chicago y se concentró en un objetivo que se llamaba Nueva York. Pensó que
sería mejor llegar con una familia que una de sus amigas ya conocía en lugar de
trabajar para una familia completamente extraña.
Ana Victoria le advirtió “No te voy a mentir, es muy
cansado! Pero sabes Nueva York está a solo veinte minutos. La señora podría
llegar a tener su carácter de vez en cuando, pero el papá es un hombre
sumamente agradable”
Los ánimos y el sueño de las compras se estaba volviendo
realidad. ¿Qué mejor lugar había para hacer compras? Era el sueño de todas las
niñas.
Una tarde Maggie y sus papas discutieron sobre el cambio
de lugar para trabajar y todos acordaron que preferían que estuviera con una
familia con la que una conocida ya hubiera tenido experiencia previa, donde no
hubiera recibido malos tratos y conociera gente que le ayudara en caso de algún
imprevisto.
Poco a poco se dieron las entrevistas por medio de
Skype, un programa que te permite hacer video llamada. Pudo darse cuenta que
efectivamente la señora era un poco más fría y el señor era un hombre con mucho
ánimo y actitud. Una vez contratada se
llegó al acuerdo de que ella y Ana Victoria trabajarían juntas una semana en la
casa para que fuera más fácil entender todos los deberes y obligaciones.
No pasó más de una semana cuando Maggie había tenido
cuatro cenas de despedida, le dijo adiós a cuantas personas les fue posible,
pero había dos personitas en particular de la que sabía no iba a ser tan fácil
despedirse. Dos años atrás Maggie había iniciado una relación con un hombre que
la hacia la más feliz de la tierra, todo era risas y alegría, tenían una
relación tan sana y bonita que lograban proyectarla. Además estaba su abuelita
que un mes atrás había tenido algunas complicaciones de salud. Eran las únicas
razones que le dolían dejar. Todos los demás podrían sobrevivir sin ella unos
meses.
Hablo con su abuelita y con su actitud tan entusiasta le
dijo que era una oportunidad que no podía dejar pasar, que luchara por mi sueño
y le trajera muchas sorpresas de NY. Ella y su abuelita siempre fueron muy
unidas, eran amigas y confidentes. Después de hablar con su abuelita se quedó
más tranquila, pues sabía que la apoyaba y tenía su bendición.
Después hablo con Rafael, pero a él le costó demasiado
asimilar la idea. No entendía por qué quería irse, muy seguro de sí afirmo que
el no creía en las relaciones de lejos y que lo mejor era terminar la relación.
Pero Maggie llevo a cabo una labor de convencimiento audaz, ella tampoco creía
en las relaciones de lejos, pero nada podía salir mal en esa relación en donde
había amor, respeto y honestidad. Existían muchos programas y medios por los
cuales podrían estar comunicados en todo momento.
Con lágrimas en los ojos de ambos se abrazaron y
prometieron poner todo de su parte para que la relación funcionara.
Llego finalmente el día, las maletas estaban llenas de
ropa que no solía usar, ropa que estaba
decidida a tirar a la basura y reemplazar con las compras de la gran manzana.
Todos la acompañaron al aeropuerto animándola a que sería la experiencia de su
vida.
Al llegar al aeropuerto y escuchar su vuelo no dudo ni
dos segundos en apresurarse a llegar a la puerta donde empezaría la aventura.
Era tanta su emoción por subirse al avión y llegar que no sentía tristeza
alguna de dejarlo todo.
Todos de uno por uno se despidieron de ella con abrazos,
lágrimas y palabras de aliento y apoyo, pero ni Rafa ni sus padres lograron
sacar de Maggie una lágrima.
Se despidió y casi corriendo documento su maleta,
entrego su boleto y pasó por aquella puerta que tenía un letrero enorme que
decía “SALIDAS”.
Sentimientos mezclados de emoción y nervios le
atravesaban el cuerpo. Una vez que estaba en el avión rezo a su angelito de la
guarda y a todos quienes pudo con el propósito de que la cuidaran en esa decisión
que había tomado y además que cuidaran a todos aquellos a los que había dejado
en Guadalajara.
Cuando menos se dio cuenta el avión ya había despegado,
pudo ver por la ventanilla por última vez Guadalajara. De pronto sintió una ola
que le recorría el cuerpo y en cuestión de segundos comenzó a llorar
insaciablemente. Comprendió que pasaría mucho tiempo para volver a ver a sus
padres, a su hermana con la que tantas aventuras había tenido, a su novio que
quería con todo su ser, pasaron por su cabeza ideas e historias que le atormentaban.
¿Qué pasaría si su novio conocía a alguien en su ausencia? Su abuelita estaba
muy enferma, jamás podría perdonarse no estar con ella si algo le llegara a
suceder.
Una aeromoza se acercó con una caja de kleenex, con un
vaso de agua y una manta. Cerro la ventanilla y le toco el hombro diciéndole
que confiara. Era como si pudiera escuchar su pensamiento, era justo lo que
necesitaba escuchar.
Agradecida se tomo el vaso con agua, se colocó la manta
para cubrirse del frio, cerró los ojos y todas sus angustias desaparecieron.
El ruido de la voz del piloto diciendo “bienvenidos a
Atlanta” la despertó. No pudo encontrar un vuelo directo, se acerco con su
maleta a la pantalla donde estaba la información de los vuelos pero no podía
encontrar el suyo.
Un señor la vio un poco desesperada y le dijo a donde
podía ir para buscar ayuda en encontrar su vuelo, pero cuando llego el gringo
no le dijo mas que subiera las escaleras. No le permitió si quiera hacerle la
pregunta.
No comments:
Post a Comment