Thursday, November 21, 2013

CAPITULO X

Todo comenzó al terminar la preparatoria. Maggie era una joven de diez y siete años común y cualquiera que suponía comenzar una carrera profesional, sin embargo tenía en su cabeza planes distintos. Desde años atrás había soñado con vivir una temporada en Estados Unidos para conocer  y cumplir el sueño de toda niña de ir de compras a las mejores tiendas de ropa. Sabía que  el único dinero que recibiría de sus padres seria para la supervivencia básica: comida y un lugar para dormir. Para satisfacer sus deseos de viajes y compras necesitaría mucho dinero, por lo que observo cuidadosamente las posibilidades que tenía y llego a la conclusión de que irse de niñera era una opción bastante acertada para los planes que tenía en mente.
Estaba en una etapa de cambios, no más escuelita y materias aburridas, era su momento de “Darse un respiro”. Se sentía insatisfecha  con ganas de escapar y de huir a un lugar donde solo existiera ella y nadie más. Como toda adolescente puberta sentía que su familia no la entendía, solo deseaba  estar lejos de ellos   y disfrutar de la vida sin reglas. Se creía lo suficientemente capaz de cuidarse ella misma…
No pasaron muchos días cuando Maggie ya tenía toda la información necesaria de distintas agencias de niñeras que ofrecían la perfecta oportunidad que ella buscaba. Se inscribió a tantas páginas de internet como pudo y entre más y más buscaba se convencía de que su sueño podría realizarse.
El proceso de las páginas era fácil, subías tu perfil y datos necesarios y así familias de todo el mundo tenían acceso a tu información para ponerse en contacto, charlar y  llegar a un acuerdo. Las páginas era tan específicas que podías escoger cuantas pequeños eras capaz de cuidar, de que edades, si estabas dispuesta a colaborar con labores de limpieza, religión y experiencia entre otras cosas.
Los correos y las solicitudes comenzaron a llegar, la mayoría interesados en que sus hijos aprendieran español, lo que favorecía aún más sus expectativas. No faltaron los padres divorciados que solicitaban ayuda urgente a cambio de una buena paga, las solicitudes llegaban de lugares cuyos nombres no reconocía. Todas las familias se mostraban felices y tranquilas con actitud sincera.
Amigas mayores que habían vivido esa experiencia en específico le advirtieron que no era un trabajo fácil de encontrar, que en un principio las familias se mostraban muy felices y cordiales y conforme pasaba el tiempo poco a poco comenzaban a tener tratos más duros. Pero Maggie creía firmemente que si había soportado los gritos y regaños de sus padres toda la vida podría soportar cualquier trato.
Habló  con sus padres y les presentó las posibilidades que tenía con especial interés en una familia de chicago que únicamente tenían un pequeño de cuatro años de edad. El trabajo no implicaba labores de limpieza ya que contaban con un ama de llaves encargada de los alimentos y la limpieza.
Nuevamente las opiniones fueron opuestas. Su padre tenía bastante experiencia en viajes, conocía perfectamente los estados más reconocidos de Estados Unidos y Europa. A él le pareció perfecta la idea de que su pequeña hija se fuera a Estados Unidos a perfeccionar su inglés, sobretodo le insistió en que sería una oportunidad para madurar, crecer como persona  y valorar las cosas que toda la vida le había proporcionado.
Por otro lado mama gallina se opuso a la idea de que su pollita estuviera fuera de casa, sola, en un lugar lejano fuera del alcance de su protección. Ella estaba convencida de que no lograría sobrevivir sin alguien que le lavara su ropa, cambiando pañales o soportando vómitos y berrinches  de un niño desconocido.
Pero Maggie no se rindió y se aferró a la idea hasta logar convencer a ambos de sus padres. Todos los días les contaba de las experiencias de sus compañeras y amigas cercanas que habían logrado ahorrar tanto dinero que lograron comprarse un carro, laptop, sin mencionar la ropa y lujos innecesarios.
Hicieron todos los procesos necesarios para de renovación de visa, el trámite de una licencia que le permitiera manejar libremente, día con día estaban al pendiente de promociones en aerolíneas , cada día veía más posible su viaje, así mismo para no tener problemas con la Universidad dejo listo todos los papeles con la decisión tomada de entrar a la Universidad Panamericana, donde presentó el examen para la carrera de Comunicación Publicidad y Relaciones Publicas. 
Justo cuando Maggie daría respuesta a la familia de Chicago una de sus amigas de la preparatoria que estaba en Nueva Jersey  la contacto preguntándole si estaba buscando una familia con quien trabajar. Le explico que ella tenía ya seis meses trabajando y quería regresar a Guadalajara para comenzar su carrera en el ciclo de Agosto. Le informo todo, eran dos niñas de tres y cinco años, tenían un perro y tres gatos. Su trabajo era de lunes a viernes hasta las seis de la tarde. Aprovechando la cercanía siempre que tenía la oportunidad iba a Nueva York, se hacían aproximadamente veinte minutos, un camión que pasaba a dos cuadras de la casa la llevaba y la dejaba enfrente del edificio de “The New York Times” que se ubica a tan solo una cuadra de “Times Square” la cuadra más famosa de Nueva York llenas de luces y tiendas famosas.
Maggie al enterarse de eso perdió total interés en Chicago y se concentró en un objetivo que se llamaba Nueva York. Pensó que sería mejor llegar con una familia que una de sus amigas ya conocía en lugar de trabajar para una familia completamente extraña.
Ana Victoria le advirtió “No te voy a mentir, es muy cansado! Pero sabes Nueva York está a solo veinte minutos. La señora podría llegar a tener su carácter de vez en cuando, pero el papá es un hombre sumamente agradable”
Los ánimos y el sueño de las compras se estaba volviendo realidad. ¿Qué mejor lugar había para hacer compras? Era el sueño de todas las niñas.
Una tarde Maggie y sus papas discutieron sobre el cambio de lugar para trabajar y todos acordaron que preferían que estuviera con una familia con la que una conocida ya hubiera tenido experiencia previa, donde no hubiera recibido malos tratos y conociera gente que le ayudara en caso de algún imprevisto.
Poco a poco se dieron las entrevistas por medio de Skype, un programa que te permite hacer video llamada. Pudo darse cuenta que efectivamente la señora era un poco más fría y el señor era un hombre con mucho ánimo y  actitud. Una vez contratada se llegó al acuerdo de que ella y Ana Victoria trabajarían juntas una semana en la casa para que fuera más fácil entender todos los deberes y obligaciones.
No pasó más de una semana cuando Maggie había tenido cuatro cenas de despedida, le dijo adiós a cuantas personas les fue posible, pero había dos personitas en particular de la que sabía no iba a ser tan fácil despedirse. Dos años atrás Maggie había iniciado una relación con un hombre que la hacia la más feliz de la tierra, todo era risas y alegría, tenían una relación tan sana y bonita que lograban proyectarla. Además estaba su abuelita que un mes atrás había tenido algunas complicaciones de salud. Eran las únicas razones que le dolían dejar. Todos los demás podrían sobrevivir sin ella unos meses.
Hablo con su abuelita y con su actitud tan entusiasta le dijo que era una oportunidad que no podía dejar pasar, que luchara por mi sueño y le trajera muchas sorpresas de NY. Ella y su abuelita siempre fueron muy unidas, eran amigas y confidentes. Después de hablar con su abuelita se quedó más tranquila, pues sabía que la apoyaba y tenía su bendición.
Después hablo con Rafael, pero a él le costó demasiado asimilar la idea. No entendía por qué quería irse, muy seguro de sí afirmo que el no creía en las relaciones de lejos y que lo mejor era terminar la relación. Pero Maggie llevo a cabo una labor de convencimiento audaz, ella tampoco creía en las relaciones de lejos, pero nada podía salir mal en esa relación en donde había amor, respeto y honestidad. Existían muchos programas y medios por los cuales podrían estar comunicados en todo momento.
Con lágrimas en los ojos de ambos se abrazaron y prometieron poner todo de su parte para que la relación funcionara.
Llego finalmente el día, las maletas estaban llenas de ropa  que no solía usar, ropa que estaba decidida a tirar a la basura y reemplazar con las compras de la gran manzana. Todos la acompañaron al aeropuerto animándola a que sería la experiencia de su vida.
Al llegar al aeropuerto y escuchar su vuelo no dudo ni dos segundos en apresurarse a llegar a la puerta donde empezaría la aventura. Era tanta su emoción por subirse al avión y llegar que no sentía tristeza alguna de dejarlo todo.
Todos de uno por uno se despidieron de ella con abrazos, lágrimas y palabras de aliento y apoyo, pero ni Rafa ni sus padres lograron sacar de Maggie una lágrima.
Se despidió y casi corriendo documento su maleta, entrego su boleto y pasó por aquella puerta que tenía un letrero enorme que decía “SALIDAS”.
Sentimientos mezclados de emoción y nervios le atravesaban el cuerpo. Una vez que estaba en el avión rezo a su angelito de la guarda y a todos quienes pudo con el propósito de que la cuidaran en esa decisión que había tomado y además que cuidaran a todos aquellos a los que había dejado en Guadalajara.
Cuando menos se dio cuenta el avión ya había despegado, pudo ver por la ventanilla por última vez Guadalajara. De pronto sintió una ola que le recorría el cuerpo y en cuestión de segundos comenzó a llorar insaciablemente. Comprendió que pasaría mucho tiempo para volver a ver a sus padres, a su hermana con la que tantas aventuras había tenido, a su novio que quería con todo su ser, pasaron por su cabeza ideas e historias que le atormentaban. ¿Qué pasaría si su novio conocía a alguien en su ausencia? Su abuelita estaba muy enferma, jamás podría perdonarse no estar con ella si algo le llegara a suceder.
Una aeromoza se acercó con una caja de kleenex, con un vaso de agua y una manta. Cerro la ventanilla y le toco el hombro diciéndole que confiara. Era como si pudiera escuchar su pensamiento, era justo lo que necesitaba escuchar.
Agradecida se tomo el vaso con agua, se colocó la manta para cubrirse del frio, cerró los ojos y todas sus angustias desaparecieron.
El ruido de la voz del piloto diciendo “bienvenidos a Atlanta” la despertó. No pudo encontrar un vuelo directo, se acerco con su maleta a la pantalla donde estaba la información de los vuelos pero no podía encontrar el suyo.

Un señor la vio un poco desesperada y le dijo a donde podía ir para buscar ayuda en encontrar su vuelo, pero cuando llego el gringo no le dijo mas que subiera las escaleras. No le permitió si quiera hacerle la pregunta.  

No comments:

Post a Comment