Thursday, November 21, 2013

INTERTEXTUALIDAD

Capítulo VI
Historias cruzadas



Intertexto
La intertextualidad plantea la relación directa de un texto con uno o varios textos más. El intertexto no es un fenómeno de este siglo, puesto que ya se hallaba presente, por ejemplo, en el Quijote. Así tenemos el caso del escritor argentino Jorge Luis Borges que construyó su escritura a partir de lecturas previas y esquemas formales tomados de otros géneros.

La intertextualidad no sólo se reduce a la esfera de la cultura más letrada sino que incorpora elementos del texto social como el cine, la historia, la crónica, etc. También es un concepto que se ha manifestado en otras artes como en la pintura por dar un ejemplo. Muchos autores han sabido incorporar elementos de la cultura popular en sus obras renovando los esquemas culturales tradicionales, como por ejemplo Nicanor Parra, Andy Warhol y Manuel Puig.

A continuación se aportan definiciones de los conceptos directa o indirectamente ligados al tema, para no caer en confusiones:

Intertextualidad
- Relación transformativa de una obra con otro texto anterior.
- Es necesario que el diálogo se produzca al nivel de la construcción del texto.
- Es una relación creativa que genera un nuevo texto a partir del diálogo con otro texto anterior. 
Ejemplo de Intertextualidad:
PETER PAN
Peter Pan es el nombre de un personaje ficticio creado por el escritor escocés James Matthew Barrie para una obra de teatro llevada a cabo en Londres el 27 de diciembre de 1904.
De acuerdo con el relato de Barrie, Peter es representado como un niño pequeño que rehúsa crecer y que convive con otros niños de su misma edad -que son llamados Niños Perdidos-, en el país de Nunca Jamás, una isla poblada tanto por piratas como por indios, hadas y sirenas, y en donde Peter Pan vive numerosas aventuras fantásticas durante toda la eternidad 







Margarita Ibarra Zavala
(intertexto)
Empezaba el otoño en Jalisco, me encontraba en un lugar cuyo nombre no quiero acordarme. Faltaba muy poco para llegar a mi cita para comer con mi buen amigo Eguchi en Paulino´s el restaurant que más procuramos. 
Que historias podrían contar las mesas de Paulino’s… Al llegar ahí Eguchi ya estaba esperándome anticipado y puntual como siempre.
Siempre ordeno lo mismo, en cambio Eguchi tiene un paladar exigente y le gusta experimentar con diferentes platillos. Callados después de una agradable tarde y una conversación tan grata nos encontrábamos ahí sentados viendo la realidad de aquel restaurant, ese que guarda nuestros secretos.
Eguchi era todo un personaje, mira las comensales como recordando esas noches que solía pasar con hermosas jóvenes dormidas, sin tocarlas. Solo basto mover la mirada a un lado y no pudo evitar poner su atención total en un joven muy bello, un chico rubio de hermosas facciones. Era el hijo de la pareja que había llegado de vacaciones desde Roma amigos de mi prima Antonieta.
Al abandonar Paulino’s Eguchi no apartó la mirada ni un momento de aquel joven. Nos despedimos con afectuosidad y  cada uno partimos a nuestros hogares.
Yo por mi parte decidí caminar de regreso a casa. Solo deambulando en mis recuerdos pensaba en el rechazo de Marie acerca de mi elección de ser un payaso, comprensible para una mujer que fue creada en un ambiente alfa contrario a mí que fui creado en un ambiente delta. Recuerdo aún que fue en París cuando la conocí, en el boulevard de Montparnasse, en el café Le dome.
Eguchi y yo nos hicimos amigos cuando él logró mi liberación. Ahora es un agente en cubierta retirado, sin embargo más que una amistad le debo la vida misma a mi buen amigo que me rescato de mi peor pesadilla cuando estuve perdido y apartado de mi vida por tanto tiempo.
A finales del otoño de hace cuatro años mi relación con Lara  me causaba graves problemas con Marie por lo que decidí romper con Larissa, al regresar de su departamento en un semáforo una banda de sicarios me secuestró para que me convirtiera en su médico.
Inconsciente me trasladaron hasta aquel lugar donde desperté vestido con ropas distintas a las que llevaba puestas. Tenía una bata blanca y un estetoscopio me rodeaba el cuello. Llego el jefe explicándome la situación de los soldados heridos de entrenamiento militar para la guerra que se avecinaba.
En un principio me negué y no conseguía recuperar la calma, pero después de dos horas cuando me llevaron a un hombre con un mal vendaje lleno de sangre en la cabeza, con un torniquete improvisado en la pierna izquierda que apoyaba aun cojeando con esfuerzo que delataba sus sollozos ahogados no pude evitar correr ante él y sin pensarlo comencé a tratarlo y a pedir los materiales necesarios para lograr salvar su pierna.
Día tras día sufría y añoraba mi situación, acompañado de mi guardia que no apartaba su mirada ni un solo instante de mi con su mano fija en el rifle.
Un día me trasladaron a u lugar que pude reconocer, era Tapalpa donde me habían llevado a un joven japonés herido de la Yakutza. Al recibir mis curaciones empezó a tratarme bien, incluso le pidió a mi guardia hablar con el jefe para que le concedieran el permiso de que lo acompañara a una carrera de caballos donde gano la apuesta y me regalo todo el dinero como recompensa en haberle cuidado y sanado. Pensé en sobornar al guardia para lograr mi liberación, pero era un soldado militar que jamás hubiera aceptado. De haber tenido ese dinero en mi vida normal lo habría invertido en un negocio de bicicletas, siempre tuve ese sueño.  
A partir de ese día recupere la esperanza en mi vida. De regreso en el pueblo de mi secuestro el jefe discutía con un hombre bien vestido sobre una deuda de apuestas. Aquel hombre era Eguchi, el jefe le había apostado que se bebería el mar, lo amenazó de una guerra entre bandas si no lo hacía, y sin pensarlo dos veces le dije a Eguchi “toma un sorbo y con ello quedará saldada la cuenta, pues no tienes que beber todo el mar, sino el mar”. Al final Eguchi saldó la cuenta y a partir de ahí nos hicimos amigos y al cabo de varios meses logró mi liberación.
Regrese a París donde y ahí encontré a Marie quien asistía a un circulo católico en el cual conoció a Zupfner, con quien terminó casada. Él era mi mejor amigo. Pero cuatro años de ausencia me robaron a mi querida Marie. Allí también Marie conoció a Lara, quien acudió al mismo circulo para, según ella, conocer a alguien. A pesar de que son de distinto origen, unidas forman un mundo feliz las dos, así terminó mi relación con ellas.
Ahora sigo cuidando a Eguchi, ambos nos hemos librado de los peores momentos. Yo le  libere de su peor pesadilla pues le dije la fórmula para librarse de esa apuesta. Hoy vivo libre y feliz , recordando a Marie y a Lara. Ahora sólo cuido de los amores imaginarios de Eguchi con ese jovenzuelo venido de Roma.



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